viernes, octubre 16, 2009

Subidón de azúcar.

Es realmente maravilloso abrir la puerta de casa y ver como una loca se levanta de un brinco del sofá y sale corriendo a mi encuentro para abrazarme. Es como cuando un crío de 6 años ve un regalo y se le ponen los ojos como platos. No tengo muy claro que he hecho para merecer semejante recibimiento, pero me gusta. Sientes el abrazo por todo el cuerpo y de repente se te olvidan las tensiones del trabajo, los malos momentos del día, las preocupaciones...¡hasta los dolores desaparecen!

Después de cenar, más abrazos en la cama. Y una vez dormido, abres el ojo a las 3 de la mañana y la ves dormida abrazada a ti como un bebe abrazado a un peluche y se le nota feliz. Yo también lo soy. Podría estar así todo el tiempo del mundo, pero por desgracia, el deber me llama a las 7 de la mañana.

Hoy, un poco más, que de esta droga no me canso, y encima es de las que no hacen daño.

2 comentarios:

Yuck dijo...

El deber me llama, dice, jajaa. Pero si estás tol día en el facebook...

ertxo dijo...

Pues eso, el deber, jeje.