miércoles, febrero 03, 2021

Estoy de vuelta

 Aquí estoy, otra vez con la página en blanco delante y con ganas de contaros cosas.

La verdad es que ha pasado mucho tiempo desde la última vez que publiqué y también han pasado muchas cosas. Cosas que por un lado o por otro me han marcado y han dado grandes giros a mi vida.

Por no hacer una entrada que parezca más un libro, os diré que tuve una hija maravillosa hace 4 años, que me separé hace dos y que el año pasado perdí a uno de mis mejores amigos.

No diré si es justo o no todo lo que me ha pasado, porque no soy quién para juzgarlo, pero si diré que las cosas que me han pasado, sobre todo estos dos últimos años me han afectado para mal. Si a las cosas puramente personales, le añadimos que estamos inmersos en un pandemia a nivel mundial que nos está dejando como ratones en su jaula, pues os podéis imaginar como estoy. Lo sé, sé que no queréis entradas tristes en el blog, pero esto es solo una introducción a la que espero que sea una etapa de publicaciones productivas, al menos para mí.

Últimamente estoy hablando con dos amigas con las que comparto algunas vivencias y sobre todo una manera de verlas y afrontarlas. La verdad es que me están ayudando a ver que no soy un bicho raro, que hay más gente como yo por ahí.

Una de ellas, me ha recomendado un libro sobre como nos vemos y nos tratamos a nosotros mismos. Llevo leídas 100 páginas y es todo "tan fácil" como tratarnos de la misma manera que trataríamos a un amigo, un familiar, alguien a quien apreciamos. Somos mucho más duros con nosotros mismos que con nadie más y eso nos afecta negativamente. Digo es que fácil, y lo pongo entre comillas, pero la verdad es que me parece algo muy complicado. Yo puedo ser comprensivo con alguien que comente un error o que no hace las cosas de la manera que me gustaría, pero no me consiento a mi mismo esos errores o comportamientos. Y en ello puede llegar a estar nuestra felicidad. El libro habla sobre ser comprensivos con nosotros mismos. Es complicado hacerlo sin ver una parte de conformismo, pero es lo que voy a intentar, tratarme bien, como yo trato a la gente y como acepto sus errores y comportamientos. No se trata de aceptar nuestros fallos y ya está, si no de hablarnos a nosotros mismo e intentar sacar algo positivo.

Si nos habláramos a nosotros mismos como hablamos a los demás, seguramente estaríamos mejor y tendríamos menos discusiones interiores. Al fin y al cabo es aquello de "consejos doy y para mi no tengo". Pues ya va siendo hora de tenernos, porque por mucho que haya gente que nos importa, nada es más importante que uno mismo, porque desde nuestra propia felicidad seremos capaces de proyectarla a los demás. Si por el contrario estamos mal por dentro, no seremos más que una de esas personas tóxicas a las que nadie quiere cerca.

Por supuesto, la teoría es más o menos fácil, pero poner todo esto en práctica es complicado.

Espero poder contaros conforme pases los días, que voy mejorando en la búsqueda de esa paz interior, algo que necesito para poder dar mi mejor versión a los demás.

P.:D: Gracias chicas por vuestros consejos y apoyo.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Así me gusta, pequeño saltamontes.