Tranquilos, estoy vivo.

Llevo varios días sin actualizar y todo ello es debido a que tras unos problemas con el correo electrónico, han decidido recordarnos que internet es sólo para necesidades del puesto de trabajo.

Eso sí, en todos estos días de ausencia, he podido escribir sobre muchos temas. Entre ellos que mi bajón sigue igual, o peor, porque ahora todavía me aburro más en el trabajo. También he podido reflexionar sobre aquellos anuncios malos de los que ya hable en otro post. Algunos decían que lo importante era recordar el anunciante, pero yo les estoy cogiendo asco. ¿Un indio y una pija juntos comprando muebles? Antes me los hago a mano que ir a mirar allí. Además, ¿tienen ardillas? Lo mismo están mordidas las sillas.

También os puedo contar que este domingo subimos Alicia y yo en el ascensor con un tío que en vez de ponerse de lado y mirar no se sabe donde, como hacemos todos, se quedo de frente mirándonos a los dos y de espaldas a la puerta. La verdad es que fue realmente incómodo, y sobre todo muy raro, incluso de mala educación diría yo.

Seguiré actualizando de vez en cuando, aunque no será tanto como antes, porque cuando llego a casa de entrenar, de lo último que tengo ganas, es de ponerme a escribir y encima intentando que tenga algo de sentido.

Saludos y perdón por el abandono.