Una pareja se dispone a realizar un tranquilo viaje a Paris, donde él, sin que ella sepa nada, va a proponerle matrimonio.
La habitación del hotel, tenía una preciosa cama de matrimonio, con un cabecero de madera pegado a la pared. Lo primero que hacen nada más llegar, es deshacer las maletas.
- ¡Me cago en tó!
- ¿Qué ha pasado cariño? - pregunta ella
- Nada, que se me ha caído algo por el hueco del cabecero.
Él, intenta como loco buscar un resquicio por donde poder coger la caja con el anillo, pero no encuentra nada.
- ¿Qué es pues?
- Nada, que me da un poco de palo decirtelo
- Joe, que no creo que sea para tanto.
- Es que he empezado un tratamiento para los pies, y se me ha caído la crema. - le cuenta él.
- Bueno, pues ya empezarás el tratamiento cuando volvamos.
- Es que...
- ¿Qué pasa? ¿Es cara la crema?
- Hombre, vale 60€ y me la compró mi madre.
- Pues bueno, vamos a ver que podemos hacer.
Entonces, la pareja intenta por todos modos acceder el interior del hueco, pero les resulta imposible. Lo dejan por imposible y bajan a cenar. Al subir, se suben un cuchillo e intentan hacer palanca, pero no hay manera.
Al día siguiente, el chico, se escapa a una ferretería a comprar una pequeña sierra con la que intentar hacer un hueco. Al llegar, la pobre chica lo ve y empieza a preocuparse y le echa una mano también. Desde entonces, cada vez que estan en la cama, venga dale que te pego.
Al final, el día antes de irse, consiguen hacer el hueco y con la excusa de que ella tiene la mano más pequeña, le pide que saque la crema y cuando lo hace, descubre que realmente lo que había allí no era una crema, sino un anillo de comprosimo.
Ella dice que le hizo más ilusión que la típica petición en la Torre Eiffel, porque tiene una bonita historia que contar.
La boda, en abril.
¡¡Qué les vaya bonito!!