Estos días se está hablando mucho de las faltas de respeto en las redes sociales con motivo de lo acontecido en los últimos días en nuestro país. Está claro que la libertad de expresión es mucho más fácil de desarrollar en un medio como internet, y por eso mucha gente está dando sus opiniones más o menos acertadas. Pero claro, como todo, los derechos de uno acaban donde empiezan los del vecino.
No vamos a negar que hay gente que se pasa de la raya en sus declaraciones sean del modo que sean, ¿pero qué esperan nuestros políticos si se comportan del modo en que lo hacen?
Este fin de semana con motivo de la campaña electoral europea, nuestro presidente ha repartido un panfleto propagandístico a una persona mayor vestida de pasayo que hace lo que puede por sobrevivir. ¿Cómo se puede tener el valor de pedir el voto a una persona que está mal viviendo por culpa de la gestión de Gobierno? ¿No es acaso una falta de respeto de primer nivel? ¿No es reírse en su cara? Luego claro, los mortales que les damos trabajo, no podemos quejarnos porque nos cierran el grifo, nos denuncian, nos apalean... ¿Pero qué pasa con ellos? ¿Acaso tienen derecho a menospreciar a la gente de está manera, y encima de manera pública?
Mientras sigan haciendo lo que hacen y tratando a la gente como lo hacen, creo que no les queda más remedio que meterse la lengua en el culo y tragar con las quejas totalmente razonables de la gente que aunque ellos no se acuerdan, son lo que les han puesto donde están.
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