Cuatro horas de sueño y ya estamos en pie. La de ayer fue la mejor noche de lo que llevamos de fiestas, aunque no se porque digo noche por realmente la juerga empezó a las 5 de tarde. Reunidos todos, cargando con todos los bártulos de la merienda, pusimos rumbo a la corrida de toros. Solucionado algún problemilla con el portero gilipollas de turno, entramos todos a la plaza y la odisea por buscar sitio fue de las que hacen época. Toda la plaza llena a rebosar, pero al final encontramos sitio al lado de una chicas normales, y de un subnormal con camiseta de argentina que no quería estar prieto, sólo le falto decir que no quería mancharse. En fin, que lástima de gente.
Los toros, malos, lo toreros, peor, pero el ambiente en el tendido de sol era increíble. Los katxis entraban vacíos al pozal de 25 litros de sangría casera, y salían llenicos de brebaje mágico para aguantar el calorcico. Al acabar el tercer toro, a merendar. Festival de imaginación en cuanto a comida se refiere, porque en el tema "líquido" esta todo inventado. Un monton de sabores diferentes para acompañar a otro repertorio de cubatas, sangrías y hasta sorbetes de limón. Por esos momentos, si no eres amigo de los de al lado es porque no quieres ( ejemplo de "argentino" de antes ). En la plaza existe la presunción de amistad, todo el mundo es tu amigo, hasta que demuestre lo contrario, si es que lo hace. Ya llevábamos un rato en la plaza, y la gente esta un pelín sucia. Me imagino que la manera de volar comida y bebida pudo tener algo que ver.
Cuando acaba la corrida, salida con la peña de turno. Las caras denotan cansancio extremo y todo parecía indicar una retirada a tiempo, lo que se dice una victoria, pero los navarros no se retiran y menos teniendo que demostrar a un cazurro, como se viven estas fiestas.
Cae la noche y nos vamos para lo viejo. Nada de pasar por casa a cambiarse ni mariconadas de esas, de la plaza a la juerga. Quedas con unos, con unas... y al final la noche se combierte en día con felicidad en la cara de alguno por el deber cumplido. Unos cumplieron su deber en la plaza, y otros torearon la noche en "otro ruedo". Al final el cazurro y un servidor, acompañados de dos chicas y por insistencia total de las mismas, acabamos viendo las putas vaquillas con un sueño que no nos teníamos en pie. Una cuantas somantas de palos a listos después ( la gente no se sabe comportar en las vaquillas ) por fin pusimos rumbo para casa. Cuando me meti en la cama, el rejol marcaba las 9:15. No ha estado mal la noche.
P.D: guardemos un minuto de silencia, por la toalla, las gafas de 3 leuros y las pilas del magáfono caídos todos ellos en acto de servicio.