Han sido muchas veces las que he oído cantar a Bruce Springsteen acerca de la tierra prometida, ese lugar donde quiere llegar, y donde espero que haya llegado ya su gran amigo, Clarence BIG MAN Clemons.
Este sábado nos dejó sin avisar uno de los saxofonistas más conocidos y desde luego uno de los que más carisma tenía. Su presencia en el escenario era increible. Vestido de traje con unos brazos como piernas, y con sombrero o rastas, no dejaba indeferente a nadie. Ver salir su silueta por el fondo de escenario era lo que presagiaba una gran noche de rock del bueno. Sus solos en canciones como Jungleland, Rosalita o Born to Run eran esperados como un tesoro por los fans que se agolpaban a los pies de Springsteen y su banda.
Nada volverá a ser lo que era, y desde luego, creo que la E Street Band se ha ido con él. La pérdida de Danny fue un duro golpe del que la banda pudo salir adelante, pero la pérdida del compañero de Bruce en la portada de Born to Run, es una pérdida tan imporante e irremplazabale, que pone fin a una de las bandas más conocidas y con mejor directo que he visto en muchos años.
Hay que reponsere porque la vida contínua, pero cuando me enteré de la noticia, tengo que reconocer que siento que se ha ido parte de mi vida con él: los conciertos, los ratos de música en el coche, mis gritos sólo en casa escuchando los discos de The Boss y sobre todo los increíbles solos que hacían única cada canción de Springsteen son ahora un preciado recuerdo que intentaré que perdure para siempre, porque nunca más volveré a tener la piel de gallina mirando atónito como el gran Clarence nos deleitaba con su música.
Hasta siempre BIG MAN, piensa que ahora mismo empieza tu leyenda y nunca serás olvidado, porque tu música y tu saxo sonrarán con más fuerza y sentiemiento todavía, sobre todo en mi coche. Cada vez que vaya escuchando por la carretera Born to run, recordaré que lo que más ilusión me hacía la primera vez que os vi en directo, era escuchar ese fabuloso solo de saxo.
El saber sí ocupa lugar.
Hace 7 años