Hay gente que dice que es un viejo acabado, otros que no hace nada que no sea estar de pie con una guitarra, y a otros simplemente no les gusta su música. Pero hay otros, a los que ver durante 3 horas a unos de los mejores directos que se pueden ver hoy en día nos da un subidón increíble.
Ya no es como la primera vez en la que todo fueron nervios y la locura cuando la banda salió al escenario, ahora lo disfruto. Es como un niño cuando llegan los reyes y ya ha visto los regalos antes, sabe perfectamente que le van a gustar y espera paciente el momento de abrirlos.
Es sorprendente como alguien con 58 años y una banda en la que la mayoría pasa de los 60 son capaces de dar durante 3 horas el 200% de lo que llevan dentro para animar a más de 40.000 personas.
Podría contaros el setlist del concierto, pero a la mayoría os suena a chino todo o simplemente os da igual, así que simplemente os contaré las experiencias del concierto. Bruce tiene esa magia que hace que se respire un ambiente increíble antes, durante y después ( con algunas excepciones como siempre ). El concierto es un derroche de energía en la que Bruce conecta perfectamente con un público que le devuelve todo lo que da. Cada vez es más variopinto el grupo de gente que asiste a sus conciertos, pudiendo ver gente de 15 o de 65 años. Pocos pueden mover a gente de edades tan diferentes y hacerlos disfrutar de igual manera a todos.
Fueron dos conciertos increíbles, y como siempre, ya estamos deseando que vuelva el año que viene para poder disfrutarlo otra vez, si es que vuelve, porque a más de uno de la banda se le ve algo cascado.
"Tramps like us, baby we were born to run"
El saber sí ocupa lugar.
Hace 7 años